lunes, 17 de enero de 2011

Nuevos hallazgos de Caral en museo comunitario de Végueta

El 8 de enero a las 6 p.m. será reabierto el museo comunitario ubicado en el distrito de Végueta
(Huaura) con la exposición permanente: “Vichama, la ciudad agropesquera de la civilización
Caral: 5 mil años de ciencia y tecnología”.
El museo pondrá en exhibición una renovada colección arqueológica que consta de 270piezas, como producto de los dosúltimos años de investigación en el complejo arqueológico de Vichama, llevados a cabo por el Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (Peacs), Unidad Ejecutora Nº 003 del Ministerio de
Cultura.
Destacan las estatuillas de personajes de élite de la civilización Caral, como la representación de la sacerdotisa, personaje que también fue hallado en el asentamiento arqueológico de Miraya (valle de Supe), lo cual evidencia claramente que la población de Vichama en Végueta  (valle de Huaura) estuvo integrada
al sistema social de la civilización Caral. También se presentará la estatuilla que representa a un personaje masculino con  el rostro y cuerpo tatuados, que refleja la compleja estructura social de la sociedad en esta etapa del desarrollo de la civilización.
Se podrán apreciar las megashicras o shicras de gran formato, que son contenedores tejidos con fibra vegetal que sostenían hasta dos toneladas de piedras y se usaban en construcciones resistentes a los sismos, y los impresionantes frisos de Vichama, como la mano con cuchillo y la máscara mortuoria. Se han incorporado novedosos recursos museográficos que ilustran los diversos aspectos de la sociedad
de Vichama y su vínculo con Caral, como la escultura, de 1,70 m de altura, de una divinidad representada
en un ceramio hallado en Végueta y la maqueta de 5 m² del asentamiento arqueológico de Vichama, que permite apreciar su complejo y singular diseño arquitectónico.
 En la sala de exposición se han instalado módulos interactivos que, además de brindar información sobre los
asentamientos arqueológicos y el patrimonio cultural y natural del Végueta, permiten al visitante interactuar, a través de cuestionarios en línea. Se han mejorado los ambientes complementarios destinados a las actividades culturales como talleres, conversatorios, charlas, ferias, etc.
Todo ello ha sido posible gracias a la gestión del Peacs en el 2010, en alianza estratégica con la Municipalidad de Végueta, para el financiamiento del proyecto Mejoramiento y Adecuación del Museo Comunitario de Végueta en el distrito de Végueta-Huaura- Lima.


Antiguos Lambayecanos Criaron Felinos Silvestres Hace 3.500 años

Hallazgos de restosdan detalles sobre la domesticación de diversas especies

Un grupo de jóvenes que colaboran en los trabajos de investigación de las entrañas del complejo arqueológico de Ventarrón, en el distrito de Pomalca, halló recientemente las osamentas de diversos animales, principalmente especies de la selva amazónica y felinos silvestres, que habrían vivido hace más de 3.500 años en el ecosistema adyacente a Ventarrón.
Ante la abundancia de los restos óseos, el arqueólogo Ignacio Alva Meneses solicitó el apoyo de los especialistas en zooarqueología Víctor Vásquez Sánchez y Teresa Rosales Tham, del Centro de Investigaciones Arqueobiológicas y Paleoecológicas Andinas Arqueobios de Trujillo.
Tras varios análisis de los restos, se determinó que estos antecesores de la cultura Lambayeque mantenían en cautiverio a felinos con el propósito de domesticarlos y utilizarlos en labores agrícolas o en la erradicación de plagas, tal como se hacía en el Antiguo Egipto con los gatos. En el lugar, ubicado a unos 15 kilómetros de distancia de la ciudad de Chiclayo, se encontraron restos de cuatro ejemplares de felinos.

ESTUDIOS OSTEOLÓGICOS

“Hace más de 3.500 años la ecología circundante al templo de Ventarrón presentaba una densa cubierta de bosques de algarrobos donde hoy todo son cultivos de caña de azúcar, lo que se convirtió en uno de los hábitats preferidos de los felinos de entonces”, comentó Víctor Vásquez. El especialista agregó que actualmente se llevan a cabo estudios osteológicos que permitirán conocer si en los ejemplares arqueológicos hallados existe alguna modificación de su esqueleto en comparación con los animales silvestres actuales, pertenecientes a colecciones de historia natural privadas. La idea es observar los posibles cambios que les pudo causar el sistema de cautiverio al que fueron sometidos por los antiguos  pobladores de Ventarrón.
En cuanto a la especie de felinos a la que pertenecerían los restos hallados en el complejo arqueológico, los estudiosos creen que se trataría de una similar a la de los pumas actuales.
En el mismo depósito de Ventarrón se encontraron restos de varias especies de fauna local, entre peces de buen tamaño destinados a consumirse en festines que se organizaron en el templo sagrado del mencionado complejo arqueológico. Entre estos se pueden mencionar la chita, el lenguado y lifes. Este último es una especie de agua dulce.
En la esquina sureste de la huaca Ventarrón había restos óseos de una gran diversidad de aves, como patos silvestres, gallinetas y zambullidores. La existencia de estos tipos de aves revela que el paisaje adyacente al templo tenía lagunas y riachuelos, donde suelen habitar estos ejemplares.

UN MUNDO DISTINTO

En el registro de las aves se logró identificar el entierro de un guacamayo de la especie Ara Ararauna, el guacamayo más grande y colorido de la Amazonía. Lo singular de este ejemplar es que presenta una cicatriz pronunciada en el hueso de la zona pectoral. Ello indica que posiblemente había sufrido una fractura, pero pudo seguir viviendo.
Lo que hizo que el hueso cicatrizara causó un crecimiento anómalo del tejido óseo.
Para el director del proyecto arqueológico Ventarrón, Ignacio Alva Meneses, estos hallazgos son importantes porque permiten a los estudiosos entender cómo se practicaba una serie de actividades productivas, como la extracción pesquera, los procesos de domesticación de diversas especies y el abastecimiento de recursos, en una época que se remonta a la etapa precerámica tardía, cuya antigüedad fluctúa entre una máxima de 4.500 años y una mínima de 3.800 años.





jueves, 13 de enero de 2011

Hallan Ciudadela En El Amazonas




El desmedido afán de inmigrantes de Cutervo y Chota (Cajamarca) por talar los gigantescos cedros que se ubican en las crestas de las montañas de la provincia de Utcubamba hizo posible sin querer que, desde hoy, el mundo científico conozca los vestigios de la que en el siglo XIV habría sido una de las principales ciudadelas de la cultura Chachapoyas.
Gran parte de las construcciones de este nuevo vestigio –que no había sido registrado por las autoridades del Instituto
Nacional de Cultura (INC) de Amazonas– permanece oculta en medio de la espesa vegetación de un sector conocido como
Las Higueras, una inhóspita localidad que en los últimos años empezó a poblarse con personas que llegaron de la serranía de Cajamarca.
Acceder hasta la ciudadela, a través de un serpenteante camino, es capaz de quitar el aliento al más cuajado de los alpinistas. Por este motivo el legado de los antiguos chachapoyas se mantiene regularmente intacto y guarda preciados tesoros culturales que aún esperan ser descubiertos.
Una expedición encabezada por los especialistas del Santuario Nacional Cordillera de Colán, con sede en Bagua Grande
partió en busca de la ciudadela. Luego de dos días de recorrido por las montañas que forman parte del área de amortiguamiento del santuario, quedó al descubierto la parte nuclear de la construcción que habría ocupado un área
de 20 hectáreas.
El arqueólogo del INC-Chachapoyas, Manuel Malaver Pizarro, y el poblador Gilberto Fustamante fueron los primeros en encontrar la pequeña ciudad en la que hace más de seis siglos hubo viviendas, terrazas de acceso y muros que superan los dos metros y medio de altura.
Aunque el conjunto arquitectónico se encuentra cubierto por grandes árboles, lianas de enormes dimensiones y especies vegetales que han acabado con la argamasa que unía las lajas de piedra con las que fueron levantados estos antiguos muros, los especialistas lograron identificar construcciones monumentales. La mayoría son habitaciones circulares, cornisas de piedra y estructuras pétreas que sobresalen dando forma a rampas inclinadas que fueron fotografiadas
sin problemas, porque no han sido deterioradas por las inclementes lluvias que arrecian en la zona.
Muy cerca de la casa circular más importante de la ciudadela, los investigadores registraron hasta tres pequeños cementerios en los que fueron enterrados grupalmente varios individuos del pueblo Chachapoyas. En cada uno de los contextos funerarios se hallaron una gran cantidad de restos óseos y cientos de trozos de cerámica que formaron parte
de vasijas, tinajas y pequeños recipientes.
A una altitud de 2.500 metros sobre el nivel del mar, Manuel Malaver confirmó que no había duda de que se trataba de una ciudadela con características propias de la cultura Chachapoyas, cuyo registro permitirá gestionar la declaración de patrimonio cultural, pues este descubrimiento no tiene ningún antecedente en los mapas y registros culturales del Amazonas.
Según Malaver, en la zona arqueológica de Las Higueras los antiguos chachapoyas utilizaron una serie de oquedades en los farallones más altos para sepultar a sus muertos.
Se trata de tumbas múltiples para gente común, muchas de las cuales aún se encuentran intactas en lugares recónditos y es
preferible mantenerlas en reserva para evitar la llegada de los depredadores de monumentos.
El recorrido por la zona arqueológica sirvió además para conocer de cerca los principales problemas que afronta este recóndito lugar. Desde hace varias décadas –resume la bióloga del Santuario Cordillera de Colán,  Leyda Rimarachín– la zona es intensamente explotada por los extractores de madera de la especie cedro, el área arqueológica es saqueada constantemente, ya que se han extraído telares y ceramios, y los suelos del bosque se han convertido en pastizales
(conocidos en el lugar como invernas).Pectoral de Plata
A varios kilómetros de la ciudadela –en el sector que correspondería a otro conjunto arquitectónico más pequeño y que habría sido ocupado en una época más tardía por los incas– recientemente se halló por casualidad un
pectoral de plata, adornado con una chacana en alto relieve.
El hallazgo se produjo mientras los pobladores de Las Higueras realizaban trabajos para construir un local de madera donde ya funciona la institución educativa 17831 José María Escrivá de Balaguer.
Varios testimonios de los moradores indican que el hallazgo del pectoral de plata y una docena de puntas de lanza, elaboradas con una roca volcánica conocida como obsidiana, ocurrió el marzo del año pasado. Los
moradores creen que en las cercanías del colegio existan otros vestigios arqueológicos que merecen
explorarse.
Actualmente, la joya de origen inca se encuentra en poder de la comunidad local mientras se gestiona
la ejecución de un proyecto arqueológico de emergencia y, a pedido de los pobladores, la futura construcción de un pequeño museo de sitio.